El presente es negro, pero el futuro es nuestro

Los socios, hinchas y simpatizantes vivimos horas claves, estamos siendo parte de un momento histórico en la historia grande de River. Por más que nos duela tener que ver al club en un lugar que se contradice con su prestigio, en el fondo sabemos que cuando se frecuentan las malas decisiones y no se toma real conciencia de la situación el resultado es, simplemente, desastroso. Hoy, la generación sub 40 vuelve al tapete dado que entiende la necesidad de recuperar el terreno perdido; sabe que llegó su tiempo de dejar el rol de reparto para alzarse con el protagónico. Las agrupaciones que sirvieron como canal para conocer la vida institucional y poder empaparse de política alcanzaron un grado de maduración que pide, con fuerza, la conformación de una alternativa que permita seducir a los socios en busca de alcanzar la tan necesaria representación.

Aquellos que peinan canas, y que sufrieron con los 18 años sin gritar campeón, tienen un glorioso recuerdo gracias a haber disfrutado de un River que alcanzó el reconocimiento internacional allá por el 86 y lo revalidó diez años más tarde. Su visión del pasado es romántica, las victorias, los campeonatos y las alegrías inundan su memoria; pero el presente es negro y esto lo sabemos los más jóvenes quienes nos tuvimos que (mal) acostumbrar a los fracasos. Al igual que el hombre, los hinchas alcanzan, algo así como su «madurez» luego de los 18 años. Previo a eso, se enceguecen con los colores de la tribuna, el falso folclore y el verso del aguante. Ese estado, necesario pero asociado a una etapa particular de la vida, se agota cuando el mismo hincha se comienza a dar cuenta que lo más importante, siempre, pasó dentro del campo. Sus preocupaciones evolucionan, por lo que el club, el equipo y el juego alcanzan un valor supremo.

Pero llega un momento en la vida de todo hincha que se da cuenta que con sólo acompañar no alcanza. La pasión, que antes se agotaba en la tribuna, comienza a encontrar un nuevo espacio para desarrollarse: la política. El hincha involucrado (tanto el que se junta en la puerta del club para pedir que se vayan todos, como el que recorre, y vive,  los pasillos del Monumental en busca de una respuesta) es el actor principal de este presente. Todos, más allá de las críticas o las diferentes posturas que podamos llegar a tener en torno a oficialistas u opositores, debemos dejar las diferencias de lado y construir juntos una alternativa. Un futuro que nos permita participar y ser responsables de lo que le pasa a River. Dejar de culparnos por los que están para, de una vez por todas, empezar sentir orgullo por los que vendrán.